sábado, 13 de junio de 2009

SÓLO SE QUE NO SE


Sólo se que no se,

pero siento mi piel besándose en el viento
-tajante en el segundo que transcurre-

Yo no se nada
ni podría afirmarlo,
ni refutar los cielos ni el infierno,

si es de siete o de nueve el firmamento,
ni de la quinta esencia ni otras norias.

Pero se del latido que estalla con mi sangre,
la magia de la gota en tanta lluvia,

y quedo mudo de locura y de sorpresa.

Mi sombrero no está
y sin embargo
yo llevo el universo en mi rodilla,
en mi retina el rayo y el relámpago.

He bebido la noche y sus galaxias,
he hundido mi sexo cuerpo adentro
y he sudado mi vida desde el útero.

Se que acaso hay un Cristo
que morirá conmigo en la cruz de la esquina,
una piedra en la espalda
vistiéndome los hombros de Sisifo.

Pero no puedo no,
negar el grito errante
-el obstinado grillo en los jardines-

A mi ombligo tampoco he de negarlo nunca,
aunque muera conmigo en el intento.

Yo también soy mi axila y los instantes,
el turbio eco de las brumas,
el sol que seguirá brillando aun cuando mi gato,
al igual que mi sombra, se haya ido.

Yo no puedo afirmar ni decir que conozco,
pero estoy en la vida
y me empapo con ella.

Hoy no puedo negar lo que respiro,
este asombro fugaz que me emborracha,
ni mi aliento,
ni el humo en la ventana,
ni tu boca y la mía
poblándose en el beso.

LUCIANO ORTEGA

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