sábado, 13 de junio de 2009

COMO RECIÉN NACIDOS


Yo no se si estaremos
despojados y abiertos como el silbo,
si habremos de parir
sin que el mar se trague nuestros besos.

La noche
aun es tensa como puma en la niebla
y hay voces de sabuesos
olisqueando la espalda.

El hilo es muy sutil
y tal vez se nos quiebre,
y el rincón de la ausencia
nos ahorque el aliento.

Hay brechas y tijeras
y segundos que caen como lluvia en la tarde.

Habrá que detenernos un instante
y tocarnos la sangre
y aquietarnos el alma
y mirar para adentro como recién nacidos.

Habrá que comprendernos
-protegernos la sombra-
e intentar la mañana

-la que brinda el ahora,
y por ahora-

y remendar rodillas y camisas,
limpiar el porvenir enlutecido,
las cosquillas del patio y el ropero;
y seguir caminando por los pies y los días.

Tal vez la dura noche se coma nuestro intento,
o tal vez nosotros nos comamos el gesto,
o quizás se alimente nuestra piel de infinito.

Tan sólo es lo que es
y nosotros y el todo,
y en el todo la nada
jugando con sus ecos.

Es así de porosa la vida que transita.

Habrá que continuar este sendero
aceptando el latido que acontece.

Porque la vida misma no es respuesta,
sino una gran pregunta
abierta aquí en el tiempo.

LUCIANO ORTEGA

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