martes, 16 de junio de 2009

ME CANSÉ DE CANSARME


Me cansé del político y del portero,
me cansé del puntero,
de no probar puntería -la mía-,
de la hipocresía,
de las buenas costumbres
y de las instituciones,
de las asociaciones
y de las represiones,
del superello y del subconsciente.

Me cansé de Freud y los floreros,
de las floristas vírgenes,
de la vidriera y las ofertas.

Me cansé de la retreta del desierto
y del desierto paisaje del pasillo.

Me cansé del mostrador y la balanza,
de las alianzas y las trenzas.

No me cansé de tus trenzas,
ni mucho menos de tu desnudez.

No me cansé de tu abrigo y tu jardín
(perdón, nuestro jardín)
ni del violín auténtico que suena,
ni de arrugar las sábanas,
ni humedecerte toda.

No me cansé de seguir buscándonos,
ni me cansé del arado,
ni del horno,
ni de la mesa,
ni del pan,
ni el vino.

No me cansé de la vida
que obstinadamente reaparece en las rendijas,
en los trizados recovecos,
en los recodos
y hasta en los colectivos.

No me cansé de vivir,
me cansé de morir y arrodillarme,
de saludar fantasmas y fantoches,
de vivir con reproches y rezongos,
de hacerme el haraquiri,
de psicoanalizarme,
de confesarme,
de fastidiarte.

Sólo quiero quererte y que me quieras,
que nos amemos con el día,
que nos amemos por las noches,
que hagamos el amor a plena siesta,
que ya no haya promesas ni contratos,
que todo sea fiesta y desafío,
con el tino feroz de estar viviendo.

Porque la vida es de aquí
-aquí en la tierra-
me cansé de rifarla,
de no vivirla, de aniquilarla,
de no despilfarrar cada segundo,
de matarla con todos contra todos.

Me cansé de cansarme,
de ya no soportarme,
de esconderme,
de mentirme,
de negarme,
de no amarme,
de resignarme,
de estafarme.

Por eso salgo nuevamente al día,
para vivir mi día,
el de hoy a tu lado
-por ahora-
y quizás para siempre.

LUCIANO ORTEGA

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